Hoy presentamos 1 insight sobre el fraude en España desarrollado por Mateo de la Fuente, Director de Prestaciones y Servicios de AGP Gabinete Pericial en la que se abordaron la siguiente tema: Uso de la Tecnologia para combatir el fraude.
Es importante resaltar que las nuevas tecnologías jamás van a reemplazar el conocimiento humano y la experiencia, aunque es evidente que van a ser necesarias en casos de fraudes financieros y aseguradores.
Hoy todo se ha vuelto muy complejo, muy digital; se ha pasado de lo analógico a lo digital y los grupos mafiosos mencionados lo están aprovechado.
Ya no vale ser reactivo. Hay que ser preventivo. Utilizando herramientas informáticas, en ocasiones es útil combinar varias. Eso ayuda a detectar un siniestro presuntamente falso e, incluso, durante el momento de la contratación de la póliza. Las pólizas de vida, los planes de pensiones, hoy están muy regulados por la Dirección General de Seguros y por el Ministerio de Economía y Hacienda, por todo el tema de blanqueo de capitales. Actualmente, cuando determinadas personas contratan seguros de vida, con capitales excesivos, no teniendo relación alguna su nivel de vida con lo que quieren contratar, las Compañías verifican esta circunstancia como pueden pero siempre de una manera artesanal, y aquí las herramientas informáticas ayudan mucho, porque permiten acceder a ficheros públicos, a buscar en redes sociales, que busque información de ese cliente y nos digan que esa persona es o no de fiar a la hora de contratar ese producto financiero.
Ayuda mucho porque si esa persona no es fiable, hay obligación de comunicarlo al Ministerio de Economía y Hacienda, por la vía de prevención de capitales, al Sepblac; la Compañía debe comunicar que tiene un posible cliente que quiere contratar un producto financiero y tengo unas alertas que me dicen que no es una persona fiable.
En otros ramos pasa lo mismo, con vehículos que quiero asegurar cuando tengo apertura de siniestros y que el sistema me diga: ojo, que esta persona tiene una serie de antecedentes que inducen a pensar que estamos frente a un posible fraude, ya el tramitador le pone sobre alerta. Con lo cual es más fácil actuar de inicio, que no esperar que ocurran las cosas. Entonces en este sentido las herramientas tecnológicas han venido a ayudar, pero nunca a sustituir a la persona. Eso también es una creencia que hay en algunas compañías, de que estas herramientas son como la panacea, ya que a la persona no se la va a poder sustituir, el experto en fraude tiene que estar allí, porque es la persona que con toda esa información que está recibiendo, le va a permitir tomar decisiones de una forma rápida, no como hace algunos años que había que esperar.
Las herramientas son una ayuda muy importante, pero la persona tiene que estar ahí siempre.
Protección de datos y fraude
Referido a la protección de datos, esa limitación de poder compartir información, es algo que limita el trabajo del investigador. En los últimos años se ha avanzado bastante. TIREA, un organismo que aglutina a numerosas aseguradoras, dispone de herramientas informáticas que contrastan información y, en tiempo real, pueden casi en el momento de la apertura de un siniestro de hogar o un siniestro de autos, saber que otras compañías también tiene ese siniestro declarado, pero nunca se habla de personas. Si hablas de un riesgo, de un coche, de una casa, a partir de ahí se ha permitido de acuerdo a la Agencia de Protección de Datos, que ciertas personas puedan hablar entre ellas, entre compañías y puedan compartir los datos del siniestro, pero no se puede compartir todo, está muy limitada, y cuando se quiere investigar en profundidad es muy complicado.
En otros países europeos la ley de protección de datos existe, pero no es tan restrictiva como en España. Aquí se puede compartir hasta cierto punto y luego tienes que buscar figuras legales que te permitan investigar conjuntamente ese posible fraude.
La palabra fraude no es muy popular en el mundo asegurador. No gusta por las connotaciones sociales que tiene. Pero el fraude se habla en muchos ámbitos. Por eso lo primero que tenemos que hacer en el sector asegurador, es quitarnos ese peso de encima y decir el fraude es real, el fraude existe, hay gente buena y gente mala. Desde el punto de vista de las compañías, hay muchas que apuestan en la lucha contra el fraude desde la Presidencia, Dirección General hacia abajo, donde toda la organización está implicada, entendiendo que efectivamente es un mal que afecta económicamente a las compañías y, al final, también se nota en la cuenta de resultados; cuando dejas de pagar cantidades importantes, te das cuenta que eso es un ahorro muy importante para las Compañías. Aquí hay compañías que no lo catalogan de fraude sino como ahorro: “hemos llegado a un acuerdo con los asegurados, hemos ahorrado tanto dinero, etc.”. Pero cuando es un intento de fraude, hay que catalogarlo como tal y hemos ahorrado tanto dinero en este fraude. Este es un estigma que tenemos que sacarnos en el sector y es llamar a las cosas por su nombre: lo que es fraude es fraude, lo que es un acuerdo es un acuerdo.
Caso emblemático
Hay muchos, pero hay uno que ocurrió hace muchos años, en donde los sistemas informáticos hubieran podido ayudar mucho a detectarlo. Un hombre que vivía en Madrid, con su madre, estafó a casi 11 compañías declarando más de 100 siniestros de atracos en la calle, roturas de loza sanitaria, roturas de cristales, etc., todos ellos ocurridos en la casa de su madre. En el caso de los atracos, iba a distintas comisarías para que no le detectaran las denuncias de los atracos en la calle. Al final hubo una compañía que fue la que más casos sufrió (tenía más de 50 o 60 siniestros registrados) y llegado ese punto, comenzaron a analizarlo y se empezó a preguntar a otras compañías. Se puso en conocimiento de esta situación a UNESPA y se contrató a una agencia de detectives. Al final se detectó 11 compañías afectadas en las que todas habían pagado, y hablamos de cientos de siniestros (pequeños siniestros). La madre desconocía lo que estaba haciendo su hijo y él estaba viviendo a costa de las compañías de seguros. Ahí es donde hubiera sido importante contar con herramientas informáticas que hubieran permitido descubrirlo esta situación, no al siniestro número 50, sino al segundo, tercero… y que hubieran podido compartir con otras compañías que había alguien haciendo esto.