En enero del 2016 , en Malta se juzgó a 22 personas por su implicación en un gran caso de fraude en seguros. La red fue descubierta con relativa rapidez, porque las compañías de seguros implicadas intercambiaron datos entre ellas. A partir de esos datos, surgieron patrones que señalaban un fraude.
Una banda de defraudadores no aparece de la noche a la mañana. El caso de los defraudadores de Malta empezó, muy probablemente, con un siniestro válido entre un habitante de la isla y un turista con un vehículo de alquiler. El accidente, afortunadamente, solo provocó daños materiales. El turista era el culpable y la compañía de seguros contaba con unos procesos administrativos correctos. En resumen, un caso sencillo.
El maltés, a quien llamaremos Matteo, reporta un siniestro, pero no repara los daños. En lugar de ello, se queda con el dinero del pago del siniestro. Se lo cuenta a un amigo, que se siente atraído por el dinero fácil y sugiere que preparen un accidente similar. Eligen otra compañía de seguros y el segundo siniestro también se indemniza. De repente, Matteo y su amigo tienen mucho dinero fácil para gastar y otras personas empiezan a darse cuenta. Así es cómo surge una red de amigos y conocidos, compuesta por personas que se piden prestados sus vehículos, unas a otras, para cobrar siniestros falsos. Los accidentes se preparan y varias personas reclaman los mismos daños a varias aseguradoras.
Como suele suceder con casos así, la situación se fue intensificando rápidamente. ¿Para qué se va a hacer un gran esfuerzo con unos daños de carrocería que solo cuestan unos cientos de euros? Los importes aumentan y llegan incluso a dispararse hasta una pérdida total ficticia de € 27,000.
El caso de fraude de Malta se extendió a ocho compañías de seguros, todas ellas miembros de la Asociación de Seguros de Malta (MIA, por sus siglas en inglés). Esta organización sectorial utiliza nuestra tecnología para intercambiar datos sobre siniestros en la Plataforma de fraudes en seguros de Malta. El software se ha desarrollado para intercambiar documentos y datos en un mismo país. En cantidades muy grandes de datos, resulta más fácil reconocer patrones. Por lo tanto, las aseguradoras maltesas descubrieron, con relativa rapidez, que los mismos vehículos estaban implicados en distintos siniestros. Además, se pudieron entregar varios indicadores de fraude a la policía de Malta, que se puso a trabajar enérgicamente para conseguir pruebas para el caso penal.
Esto nos lleva a la siguiente cuestión: Matteo y sus amigos fueron descubiertos, pero no son los únicos defraudadores de Malta. Sus “colegas” siguen activos. ¿Qué les impide pasar al plano internacional? ¿Se limitarán a los vehículos personales o pasarán al transporte internacional de mercancías? Sabemos lo rápido que puede intensificarse el fraude de seguros y eso da la máxima prioridad a la prevención. Cuanto antes se puedan detectar los siniestros fraudulentos, menores serán las pérdidas para las aseguradoras y menos presión habrá en las primas. Cuanto más tiempo se permita a los defraudadores hacer lo que quieran, más complejas se volverán sus redes. Esto dificulta la recopilación de las pruebas adecuadas y reduce las probabilidades de que el procesamiento judicial tenga éxito. Además, las bandas de defraudadores en expansión no se detienen ante las fronteras nacionales. Para esos defraudadores, las fronteras son incluso atractivas, ya que el intercambio internacional de datos entre los países está muy lejos de ser algo habitual.
Por todos estos motivos, es muy importante que las compañías de seguros unan activamente sus fuerzas y compartan su información, tanto nacional como internacionalmente. Es la única forma de rastrear, combatir y controlar el fraude organizado.